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Hoy se conocieron los resultados 2022 del Índice de Percepción de la Corrupción, que elabora Transparencia Internacional. Argentina se encuentra en el puesto 94, sobre 180 países que son estudiados.
Marcelo Bermolén, director del Observatorio de Calidad Institucional; profesor de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Austral, y experto en Acceso a la Información Pública, Calidad Institucional y Transparencia, explica que si bien se iguala el puntaje del año 2021 (con 38 puntos sobre 100) y mejora un par de lugares porque otros empeoran levemente, Argentina sigue aplazada en la lucha anticorrupción, en un marco de estancamiento, anomia y luchas internas de poder. 

Buenos Aires, enero 2023 – Compartimos algunas consideraciones del Director del Observatorio de Calidad Institucional de la Universidad Austral, Marcelo Bermolén:

  • Argentina vuelve a ser aplazada en la lucha anticorrupción, en un marco de estancamiento, anomia y luchas internas de poder.
  • Argentina se mantiene en el pelotón de países latinoamericanos relegados junto a Colombia y Brasil, muy por debajo de los lideres de la transparencia latinoamericana que siguen siendo Chile y Uruguay. Sólo Venezuela y Paraguay muestran peores resultados.
  • A nivel intercontinental, comparte posiciones con Marruecos, Etiopía y Moldavia.
  • Aunque iguala el puntaje del Índice de Percepción de la Corrupción del año anterior (con 38 puntos sobre 100) y mejora un par de lugares (puesto #94) porque otros empeoran levemente, en un continente de por sí en crisis, permanece en el fondo de la tabla del ranking de Transparencia Internacional.
  • Fracaso coronado con la reciente salida de Félix Crous como titular de la Oficina Anticorrupción, en la práctica una institución dependiente del poder que se reduce a formalizar meras recomendaciones.
  • Mientras la energía del Gobierno está puesta en sitiar a la Corte Suprema y propiciar la exoneración de sus dirigentes, la sociedad mantiene a la corrupción en el podio de los problemas más severos que afectan la Argentina, detrás de la inflación y la situación económica del país.
  • En medio de la una fatiga institucional, condenas por corrupción a encumbrados funcionarios, ataques a la justicia, debilitamiento de los organismos de control y parálisis de la actividad legislativa y del Consejo de la Magistratura, Argentina luce como un país entumecido y a la deriva.
  • En materia de calidad institucional, los avances son esporádicos, vinculados a exigencias internacionales, crisis políticas, escándalos o tragedias, que exponen las debilidades y falencias de un sistema que facilita la impunidad.
  • No hay proactividad, ni se vislumbra liderazgo, ni modernización, ni impulso consciente y convencido -más allá de las declamaciones- que impliquen fortalecimiento institucional y una merma del poder político discrecional.
  • Se carece en la práctica de una política pública de lucha contra la corrupción permanente y eficaz.
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