Recomendaciones del Cokiba para padres y familiares de los pacientes. La palabra de los especialistas.
Con la llegada del otoño y el invierno aparecen los cuadros respiratorios: desde un simple resfrío, gripe o alergias, hasta patologías graves como bronquiolitis, bronquitis y neumonías. Con la “temporada alta” de las enfermedades respiratorias la intervención de la kinesiología respiratoria, una de las especialidades de la profesión, tiene un rol clave en la prevención y los tratamientos.
“Se trata de patologías frecuentes que comprometen las vías respiratorias y que aparecen desde el nacimiento hasta la adolescencia”, explicó la Lic. María Belén Castelli, kinesióloga especializada en el abordaje respiratorio pediátrico y referente del Colegio de Kinesiólogos de la Provincia de Buenos Aires (CoKiBA).
La derivación al kinesiólogo respiratorio es una indicación médica que, en general, se da cuando hay un aumento de secreciones y dificultad para la expulsión de las mismas. “Sin embargo, lo más importante es realizar una correcta evaluación del caso y determinar los pasos a seguir”, explicó la especialista del CoKiBA.
La kinesiología respiratoria es parte del tratamiento del equipo. No obstante, el rol del kinesiólogo se vuelve principal en dos momentos clave: “La prevención de patologías respiratorias y, por supuesto, en la acción inmediata y eficiente de la resolución de algunos cuadros clínicos, el kinesiólogo es fundamental”, explicó.
En áreas críticas pediátricas, el kinesiólogo se ocupa del sistema respiratorio, el monitoreo de la ventilación mecánica, evitando el daño pulmonar e iniciando la movilización precoz, que va de la mano del tratamiento respiratorio. “No podemos pensar que las patologías respiratorias mejoren solamente trabajando la vía aérea. Es allí donde nuestro tratamiento es importante: cuando abordamos a estos pacientes de manera integral”, señaló Castelli.
El tratamiento kinésico también tiene un enfoque integral. “Nuestro rol se vuelve principal en la prevención, y para ello necesitamos enseñar a los familiares determinadas pautas para la mejoría del cuadro clínico y del mantenimiento del bienestar del/la paciente. Por tal motivo, el primer resultado que deberíamos esperar como profesionales es que, después de nuestro tratamiento, se vayan con ‘una caja de herramientas’ para mantener y prevenir”, afirmó.
En términos más específicos, se espera una mejoría en las capacidades pulmonares (que esos pulmones ventilen mejor), que las secreciones puedan ser fluidas y movilizadas (y no generen mayor dificultad respiratoria). Además, en niños menores de 6 meses —que son respiradores nasales— es clave la permeabilidad de la vía aérea superior (nariz).
Respecto de las técnicas, existen algunas contraindicaciones o riesgos. “Si el paciente, como es común en estas patologías, se encuentra con broncoespasmo marcado, no se deben realizar maniobras de vibromovilización ya que se comprobó que exacerban más el broncoespasmo. Se pueden realizar maniobras de espiración lenta, pero no debemos olvidarnos que si existe broncoespasmo, la solución adecuada son los aerosoles indicados por el médico (conocido como los puff.”, detalló Castelli.
En el entorno del hogar, el acompañamiento de las familias es fundamental. “Es importante que conozcan los signos de alarma: ver la mecánica ventilatoria de su hijo/a (cuando se le marcan las costillas al respirar, usan los músculos del cuello, elevan los hombros o tienen aleteo nasal); que no golpeen sus espaldas como se acostumbraba antiguamente, ya que esto es contraproducente para los pulmones”, advirtió.
Se recomienda acostar al niño/a en posición semisentada, en la cuna o cama con un realce, para que no estén del todo horizontales sino con la cabeza y el tronco (la espalda) más elevados. “Es importante destacar que el cuello no debe estar flexionado (la pera tocando su pecho), porque eso colapsa la vía aérea superior y dificulta más el ingreso del aire. También se puede tener en consideración colocar al niño/a en diferentes posiciones (hacia ambos costados y semisentado) para airear cada pulmón.”
Además, Castelli desaconsejó la implementación de terapias de nebulización sin indicación médica o evaluación kinésica.
La prevención cumple un papel central en la reducción de las enfermedades respiratorias infantiles. Las pautas de los signos de alarma son también una herramienta preventiva que puede evitar la progresión de muchas patologías respiratorias. “Debemos incorporarlas en nuestra práctica profesional diaria y con cada familiar”, subrayó.
Sobre las innovaciones recientes, Castelli aclaró que, si bien las investigaciones científicas en maniobras kinésicas son escasas o de baja a moderada calidad, el kinesiólogo ha crecido notablemente dentro del ámbito hospitalario, sobre todo en internación pediátrica y áreas críticas. “Existen actualmente algunas tecnologías que favorecen los ejercicios respiratorios y las maniobras kinésicas, pero no están disponibles en todos los niveles de atención”, advirtió.
