mar. Nov 26th, 2024

La licenciada en Genética de la UNNOBA, Yamila Herrero, llevó adelante un trabajo de investigación sobre las secuelas de la COVID-19 en la fertilidad femenina que tuvo repercusión internacional por lo novedoso de los hallazgos.

Herrera, que es oriunda de la ciudad de Arrecifes y cursó su carrera de grado en Pergamino, integra el equipo de investigación del Instituto de Biología y Medicina Experimental en el laboratorio de Fisiopatología del Ovario, dirigido por la doctora Fernanda Parborell, donde está haciendo su doctorado.

En diálogo con el programa “Todo es ciencia” de UNNOBA Radio describió las instancias del trabajo realizado refiriendo que “la investigación surgió en 2020,  cuando las empresas farmacéuticas comenzaron a destinar dinero a la investigación orientada a evaluar los efectos de la COVID-19 en distintos órganos y fue a través de la farmacéutica Ferring que el proyecto en el que trabaja fue seleccionado para analizar el impacto del virus en la fertilidad femenina”.

El programa “Todo es ciencia” de UNNOBA Radio se emite todos los martes a las 11:00 en FM 89.7 (Junín) y FM 99.1 (Pergamino). Se repite los miercoles a las 18:00 y los viernes a las 17:00.

El trabajo que lideró se transformó en el primer estudio que demuestra la relación entre el coronavirus y la calidad de los óvulos, algo que puede afectar a pacientes recuperadas que busquen quedar embarazadas.

La graduada de la UNNOBA explicó que se trabajó con dos grupos experimentales por un lado con fluido folicular de pacientes recuperadas de COVID-19 no hospitalizadas y por el otro pacientes que no habían tenido COVID-19. “Al hacer la punción en el ovario para obtener los ovocitos, se obtiene además un liquido fluido folicular en el que se hallan inmersos”, precisó y puntualizó que la composición de ese flujo “refleja la fase de desarrollo de los ovocitos y su calidad”.

“Una composición de este líquido alterada se asocia con una función reproductiva reducida”, agregó, relatando que se estudió ese líquido para evaluar el factor de crecimiento del endotelio vascular que es el protagonista para desarrollar los nuevos vasos.

“Queríamos saber si en las muestras analizadas ese factor estaba alterado y descubrimos que en el fluido que rodeaban los ovocitos de las pacientes recuperadas de COVID-19 estaba disminuido ese crecimiento, lo que indica que la vasculatura del ovario podría no encontrarse en estado óptimo”, señaló.

“En el marco de la pandemia se habló mucho de las citoquinas, que son moléculas que pueden inducir la inflamación y se observó que una citoquina clave en el proceso de ovulación estaba disminuida en los fluidos foliculares de las pacientes que habían tenido coronavirus”, abundó.

En la misma línea señaló que también se midieron los anticuerpos IgG antiproteína spike del virus que es la proteína que usa el virus para unirse a las celúlas que va a infectar. “Nos sorprendimos al hallar la presencia de estos anticuerpos en el fluido folicular de las pacientes que se habían recuperado de la COVID-19 y fuimos los primeros en reportar la presencia de estos anticuerpos en el fluido folicular”.

Con respecto a lo que puede señalar la presencia de estos anticuerpos, la licenciada en Genética reconoció que “aún no se sabe qué hacen ahí los anticuerpos y si causan algún daño, pero reportar su presencia fue muy importante porque es un conocimiento que hasta el momento no se tenía”. La conclusión a la que se llegó es que en pacientes que habían superado la COVID-19 y tenían mayores niveles de anticuerpos en el fluido folicular habían recuperado un número menor de ovocitos.

Tanto en las células del ovario y como en las de los vasos sanguíneos se detectó que, al ser incubadas con los fluidos foliculares de pacientes recuperadas de COVID-19, “aumentaba el daño en el ADN de estas células”.

A pesar de esto, la experta consideró que el coronavirus puede afectar la fertilidad por un tiempo determinado pero que no genera infertilidad. “Es importante destacar que el ovario afectado por la COVID-19 se va a regenerar. Puede ser que tarde más tiempo, pero no causa infertilidad”, indicó Herrero y destacó que no se trata de un “mensaje apocalíptico” sino que sirve para aquellas parejas que estén buscando procrear de manera natural o asistida tengan en cuenta que de haber tenido COVID-19, el camino puede llegar a ser dificultoso o demorar más hasta que el ovario se recupere.

El trabajo será publicado en revistas internacionales por la novedad de los hallazgos. Respecto de ello, la licenciada en Genética de la UNNOBA remarcó: “Este fue un esfuerzo gigante de todo el equipo, queríamos que esto se pudiera difundir para que la sociedad y las pacientes pudieran tomar contacto con estos conocimientos que no estaban reportados y que pueden ser muy útiles para saber que las secuelas son transitorias, que no causan infertilidad, pero que algunas cuestiones que pueden retrasar el embarazo están asociadas a secuelas de la COVID-19”.

Asimismo, en el diálogo mantenido con “Todo es ciencia” aprovechó la oportunidad para agradecer a la UNNOBA por su formación de grado y al equipo de trabajo donde desarrolla su profesión y continúa con su proceso de formación para obtener el doctorado por el compromiso con el que pudieron llevar adelante esta investigación que tantos conocimientos le aporta a la sociedad.

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