Cada 17 de noviembre se celebra en nuestro país el Día del Militante Peronista, en homenaje a aquel 17 de noviembre de 1972, cuando el General Perón regresó al país luego de 17 años de proscripción y exilio.
Ese día, miles y miles de compatriotas se movilizaron para recibir a su líder. Se lanzaron a las calles bajo una fuerte llovizna para intentar llegar a Ezeiza. Treinta y cinco mil soldados del ejército, apoyados por la policía, cercaron el aeropuerto e hicieron imposible dicha llegada.
El sindicalismo había dispuesto un paro general, convirtiendo a la CGT en el lugar central del Operativo Regreso. Como símbolo máximo de la alianza inquebrantable de Perón con el movimiento obrero, la imagen que quedará para siempre en el recuerdo de ese 17 de noviembre será la de José Ignacio Rucci protegiendo de la lluvia al General con su paraguas.
Con la impotencia por la derrota que significaba la llegada de Perón, el gobierno de Lanusse lo retuvo en el Hotel de Ezeiza hasta la madrugada del día siguiente, cuando decidieron liberarlo y pudo dirigirse a la casa de la calle Gaspar Campos, en Vicente López.
A 46 años de aquella histórica fecha, cabe reflexionar acerca de la importancia de ser un militante político.
Ser militante es un modo de vida. Es resignar parte del tiempo de cada uno (destinado a ocio, a la familia, al trabajo) para dedicarlo a una causa colectiva que nos excede, pero que su vez nos tiene como protagonistas. Es dedicarle parte de nuestra vida a combatir la injusticia social, a inclinar con nuestras pequeñas acciones la balanza hacia el lado de la igualdad.
Es ver las injusticias que rodean a nuestro pueblo y no ser indiferentes ante ellas. Es trabajar para que unos pocos no se lleven todo. Es combatir las opresiones que pequeñas minorías poderosas (de afuera y de adentro) realizan contra los pueblos.
Muchos compañeros han hecho honor a la palabra “militancia”. Muchos han dejado su vida por sus convicciones. Miles y miles de trabajadores durante la resistencia son un claro ejemplo de ello. Lucharon por traer a Perón a su patria porque sabían que era la única forma de lograr un país más justo, libre y soberano. Lo habían vivido cuando Perón gobernaba y, por contraste, lo habían sufrido con las dictaduras que le sucedieron al gobierno justicialista.
Por todos ellos recordamos cada 17 de noviembre el “Día del Militante”, no para ponerle una vela al almanaque sino para levantar las banderas de todos aquellos que pensaron y actuaron en función de objetivos comunes con el único fin de tener un país con justicia social. Nuestro único deber es tratar de imitarlos todos los días.
Juventud Peronista de Chivilcoy.