La carrera comenzó vibrante porque el joven representante de la estructura de Jakos supo cómo exprimir el potencial de la Dodge. Rápidamente le demostró a Rossi que iría en búsqueda del primer puesto y en el quinto giro trepó al liderazgo: salió firme de la última chicana antes de entrar a la quinta vuelta, se le puso a la par en la recta y antes de llegar a la curva uno, ejecutó el sobrepaso por adentro.
Tan contundente fue su ritmo después que, en seis giros, la distancia entre Santero y Rossi era superior a los dos segundos. La preocupación, entonces, del piloto del Nova Racing pasó a ser Canapino, desde la tercera posición.
Pero un golpe de escena tomó protagonismo en la vuelta número 13; Emanuel Moriatis, en el tránsito de la curva tres, se fue ancho, impactó contra el muro y volvió a la pista. Okulovich, el misionero del Maquin Parts, no pudo esquivarlo y también sufrió un fuerte golpe. Mazzacane, por evitarlos, levantó y entró en trompo. Castellano y Catalán Magni, que venían detrás, no pudieron evadir el golpe y también impactaron contra los autos de Moriatis y Okulovich, generando sus abandonos.
La carrera se detuvo con bandera roja por más de 20 minutos. Cuando se relanzó sólo quedaron 10 vueltas de velocidad.
Santero aceleró nuevamente y se escapó en el liderazgo hasta la bajada de la bandera a cuadros. Alaux, el oriundo de Pigüé, dio cuenta de Werner, trepó hasta la cuarta colocación y se le acercó a Canapino, que lejos estuvo de poner en riesgo la segunda posición de Matías Rossi.
El entrerriano que maneja la unidad de su propia estructura comenzó a perder rendimiento en las últimas dos vueltas y cayó en el clasificador hasta culminar décimo primero.
Nicolás González, Fontana, Trosset, Spataro, Urcera (en su regreso al JP Carrera) y Nicolás Bonelli completaron los diez primeros puestos, respectivamente.